Son plantas que crecen de manera natural dentro de determinados terrenos de tierra sin intervención humana, no son agaves cultivados ni domesticados.
Su ecosistema generalmente se caracteriza por ser semiárido o árido con altas temperaturas la mayor parte del año y poca lluvia, en tierras rocosas y/o montañosas a lo largo de México. Algunas especies, como lo es el Jabalí (Agave Convallis), crece exclusivamente en Oaxaca, siendo una variedad endémica de la región.
Características:
Cuentan con una gran variabilidad genética, lo que les permite mayor adaptación a su entorno.
Altamente resistentes a las condiciones extremas del clima y el suelo.
Crecen lentamente, tardando un promedio de entre 10 y 20 años para madurar.
Son importantes en la prevención de la erosión del suelo.
Son especies muy valoradas en la producción de mezcal artesanal, debido a su perfil organoléptico y la particularidad de su esencia. Algunas prácticas amigables con la preservación de los agaves silvestres son la recolección sustentable, la conservación de semillas y la reproducción en viveros para su posterior reintroducción al medio silvestre.
CORTE
Cada agave, dependiendo su variedad, nos indica cuándo está maduro y listo para ser cortado.
COCCIÓN
Cocemos las piñas de agave maduro en horno cónico de tierra, calentado con leña, apiladas al centro y cubiertas con tela y tierra.
MOLIENDA
El agave cocido se desfibra utilizando una tahona hecha de cantera, de este modo extraemos los jugos de las piñas.
FERMENTACIÓN
Proceso donde los azúcares se convierten en alcohol con ayuda de levaduras ambientales dentro de tinas de madera de pino y sabino.
DESTILACIÓN
Utilizamos alambiques de cobre para separar los alcoholes por medio de ebullición, evaporación y condensación.
DESCANSO
Nuestros mezcales descansan al menos 3 meses en garrafones de vidrio antes de ser embotellados, así se acentúan los aromas y sabores reduciendo la sensación alcohólica.
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